El equipo de Facebook probó hace años a iniciar el uso de una moneda virtual en la plataforma y a ponerla en funcionamiento. Era la época de Facebook Credits, monedas virtuales con las que adquirir bienes y servicios dentro del sitio web, sobretodo para usarlo en los juegos. El experimento no funcionó y ha quedado relegado en el archivo de pruebas fallidas El dinero virtual no había calado aún en el corazón de los usuarios, pero esta vez la propuesta es diversa.
La idea de la red social más extendida del mundo es convertirse en una plataforma que facilite servicios financieros a todo el mundo, como si fuera un banco. El Financial Times filtraba hace unos días la idea de la red social de llevar a cabo este proyecto, el cual se llevaría a cabo junto con el Banco Central Irlandés y convertiría a Facebook en un instituto de dinero electrónico o e-money. Es decir, estaría autorizado a recoger y conservar los ingresos de los clientes y a permitirles no sólo el uso interno de los fondos, algo que ya hacen miles de sitios web y aplicaciones al trasformar dinero real en pseudovalores internos, sino su externalización.
EL PROYECTO
Según la información ofrecida por el Financial Times, Facebook habria ya tanteado el terreno con tres startup londinenses (TransferWise, Moni Technologies e Azimo) en las que se ha probado la gestión operativa del propio servicio de e-money. El servicio se encuentra a caballo entre la utilidad de una cuenta corriente virtual, un servicio de trasferencia monetaria y un sistema tradicional de valoración virtual para las compras cibernéticas. El proyecto tiene intención de operar a nivel europeo: “Que la sociedad no bancaria compita con el monopolio tradicional del sector es una gran noticia” afirma el experto en formas de pago Keystone Law Simon Deane-Johns.
¿COMO FUNCIONA?
Todas las sociedades que Facebook habría contratado en el último año utilizan procedimientos muy similares para permitir al usuario un ahorro sustancial respecto a las trasferencias monetarias a través de bancos o instrumentos tradicionales de crédito. Se trata, esencialmente, de trasferencias directas en Swift, haciendo que la competencia entre las compañías radique sólo en el coste del servicio o en las eventuales promociones. No hay costes subyacentes como se puede leer en los términos y condiciones de uso del servicio de Azimo y Trasnferwise. El usuario paga sólo una tarifa inferior a la que se paga por las trasferencias tradicionales y luego la posibilidad de enviar la suma que sea necesaria.
De momento no ha habido reacciones de entidades oficiales. El portavoz de Menlo Park ha declarado que no tiene intención de comentar especulaciones o rumores sobre la operación, guiada por el vicepresidente de las asociaciones Sean Ryan. Es cierto que la tasa de los pagos y las trasferencias daría a la plataforma de Mark Zuckerberg un empujón crucial hacia los mercados emergentes, a los cuales dona cada día gran parte de las remesas internacionales. De hecho, la semana pasada Facebook ha llegado a los 100 millones de usuarios en India, el mercado nacional más grande tras Estados Unidos donde incluso ya se ha concedido alguna forma de trasferencia monetaria. Es cierto que poner en movimiento el proyecto requiere una solidez societaria para el control irlandés: un capital de al menos 350 mil euros y una reserva de fondos equivalente a las emisiones e ingresos, o así lo afirman expertos legales, algo que tampoco parece suponer un problema.
“Facebook pretende convertirse en un instrumento útil para los países en vías de desarrollo- afirman en el prestigioso periódico financiero- y las remesas económicas son la puerta a la inclusión social”. A parte de los competidores tradicionales, desde PayPal a los grupos especializados en la trasferencias monetarias e incluso a los gigantes asiáticos como Alibaba e Tencent, los cuales están trasformando sus propias plataformas para sistemas de pago móvil, el desafío se ha lanzado incluso hacia Google. Bog G, de hecho, tiene una autorización similar en Gran Bretaña y una serie de servicios, como Google Wallet, que desde hace un para de años permiten a sus usuarios enviar dinero en cualquier app o web o a través del mail.
Los problemas son siempre los mismos: la difusión, el valor que se le da al servicio y la facilidad de uso. Facebook tiene una base increíble de la que partir compuesta por más de 1000 millones de usuarios conectados entre ellos, a los cuales se les ha sumado recientemente los 450 millones de usuarios de WhatsApp: ¿Podría un día no muy lejano intercambiarse el dinero vía chat o mientras se llama por teléfono? Quién sabe. Probablemnte Zuckerberg está ya pensando incluso en muchas más.
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